ARTÍCULO EMPLEO 2013


La importancia de la inteligencia emocional en el ámbito laboral
Antonio José Barcelona Cánovas. Profesor de FOL.
Mayo 2013


Es una realidad que, encontrar hoy un buen empleo es como si te tocara la lotería. La mala situación económica y financiera que atraviesa nuestro país propicia una parálisis en el mercado de trabajo y todavía se sigue destruyendo empleo.
Por tanto, el trabajo se ha convertido en un privilegio más que en un derecho. Aunque todos los colectivos tienen muchas dificultades para encontrarlo, son los jóvenes donde el desempleo se da con más virulencia. Actualmente, tenemos  alrededor del 55% de desempleados en el segmento poblacional de jóvenes (menores de 30 años).
Los estudios de formación profesional se convierten en una de las pocas esperanzas de los jóvenes para conseguir empleo a medio o largo plazo. Aumentar nuestros conocimientos y la experiencia es fundamental, pero existen carencias de otro tipo a la hora de introducirnos en el ámbito laboral y construir una carrera profesional.
Debemos recordar que las empresas no quieren solamente a personas formadas académicamente sino que buscan a los profesionales que se ajusten de manera adecuada al perfil de los puestos de trabajo que ofertan.
Por tanto, además de potenciar nuestra inteligencia cognitiva, olvidamos que existe otra inteligencia, la inteligencia emocional o personal. La inteligencia emocional (IE), término acuñado por el autor Daniel Goleman, define la capacidad de una persona de controlar sus propias emociones  para reaccionar ante los sentimientos de otros y así manejar sus diferentes relaciones.
De este planteamiento surge una estructura de cinco competencias principales:
  • Autoconocimiento o conocimiento de las propias emociones y sentimientos.
  • Capacidad de control (autocontrol).
  • Automotivación (ser capaz de convertir errores o fracasos en enseñanzas y aprendizajes positivos).
  • Reconocimiento de las emociones ajenas.
  • El control de las relaciones interpersonales.
El psicólogo  Daniel Goleman, en su libro “La inteligencia emocional”, analiza y desarrolla esta estructura para el ámbito empresarial. De esa forma las personas cuentan con elementos adicionales y diferenciadores que sirven de catalizador en la consecución de objetivos empresariales. Algunos de ellos son: adoptar una actitud de empatía que potencie las relaciones humanas, la mejora continua en el trabajo mediante un crecimiento personal que facilite el trabajo en equipo, mejorar nuestra capacidad de respuesta ante dificultades y las situaciones de frustración. Además de propiciar un espíritu positivo en la resolución de conflictos. El desarrollo de las habilidades sociales nos dará seguridad para la toma de decisiones y la asunción de responsabilidades.
El cociente emocional EQ (desarrollado por Cooper) se ha tenido en cuenta en grandes multinacionales como Arthur Andersen, Motorola, 3M y Smithkline Beecham. En algunas, los empleados cuentan con sala de meditación o con masajes gratis de quince minutos. En 3M, por ejemplo, los técnicos pueden dedicar el 15% de su horario laboral a un proyecto creativo, donde dan rienda suelta a la intuición y a otras habilidades. Boeing, Federal Express, Ford y General Motors, también son pioneras en este terreno. Clarke ofrece estos cinco consejos para equilibrar la inteligencia emocional en el ámbito laboral.

  1. Analízate a ti mismo (el autoconocimiento es esencial para evitar errores).
  2. Escucha, no oigas (debe propiciarse la escucha activa).
  3. Recuerda, tienes un lenguaje corporal (nuestro cuerpo se convierte en un elemento  más de la comunicación, debemos ser conscientes de algunos gestos para evitarlos o propiciarlos, según el caso. Existen manuales que nos pueden asesorar sobre la kinesia o lenguaje gestual).
  4. Identifica que te causa estrés (debes aprender a manejar las situaciones de tensión y gestionar de forma adecuada posibles frustraciones que te puedan generar ansiedad).
  5. No olvides que lograr un buen manejo de las emociones no es algo que se logre de un día para otro, es más bien un trabajo constante.
En conclusión, para conseguir el éxito personal y laboral debemos tener un alto nivel consecución de competencias emocionales. Es la mejor arma para conseguir nuestros objetivos y metas.

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